"Agradable, pero no viviría allí"

El Liceo Maffei está bien ubicado en el centro histórico de la ciudad, excelente como baño cuando estás en la ciudad por la tarde y no tienes un euro para el café.

La ubicación está bien cuidada, aunque a veces con poca atención al detalle: a mi esposa no le gustó la fuente del claustro siempre apagada, y los numerosos restos de comida esparcidos debajo de los bancos, que nunca son limpiados por el personal.

No solo el personal de alto nivel, que en ocasiones se deja llevar por la histeria y los delirios de protagonismo, comenzando a dar lecciones a los invitados, sin olvidar a los limpiadores, a menudo gruñones, que se quejan ante la menor solicitud. Además, no hemos apreciado que a pesar de haber puesto el "no molestar" fuera de la puerta, a menudo hay un ir y venir por las instalaciones de la escuela de varios profesores y personalidades autoritarias.

Agradezco el servicio de alquiler de bicicletas, pero me hubiera gustado que estuviera disponible más de una vez al año.

Por otro lado, el gimnasio y los entrenadores personales, que muchas veces ceden a momentos de egocentrismo, se sienten mal, mientras que los vestuarios mal equipados, sin posibilidad de lavarse y con un olor acre a sudor generalizado.

Excelente cocina, recomiendo especialmente el brioche salado con jamón, queso y ensalada. Le desaconsejo encarecidamente los servicios de distribución automática, que podrían decepcionarle al utilizar vasos de agua caliente en lugar de las bebidas necesarias.

Los inodoros sufren con demasiada frecuencia averías que, a pesar de ser informadas al personal, permanecen durante mucho tiempo.

Las actividades que los animadores proponen a los chicos durante la mañana no siempre son atendidas con entusiasmo, porque son demasiado frontales y didácticas, pero ciertamente formativas.

La revista que se distribuye presenta en ocasiones contenidos aburridos, no aptos para los clientes, a la vez que algunas características realmente divertidas e interesantes.

Agradezco mucho la familiaridad del entorno y la cohesión entre los huéspedes, además del edificio histórico en el que se ubica, lo que hace del Liceo Maffei una estancia obligatoria para quienes pasan por esta ciudad.

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