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James Healey

4 hace años que

Es comprensible ser escéptico acerca de la terapia...

Es comprensible ser escéptico acerca de la terapia en la naturaleza, especialmente en esta era de información sensacionalista y poco confiable. Al leer muchas de estas reseñas, escritas por estudiantes, no puedo culparlos (en crisis, tratando ansiosamente de salvar la cara, sin experiencia de vida y sin un lóbulo frontal completamente desarrollado) por resistirse y resentir el tratamiento. Actúan de acuerdo con sus instintos, ya que su desarrollo biológico, psicológico y social los obliga a afirmar la autonomía deseada. Es responsabilidad de un cuidador estable proporcionar un camino, con barreras contra las cuales chocar, guiándolo hacia una adultez segura. Esta es una decisión de un adulto. La dolorosa y aterradora tarea de conseguir que un ser querido que no quiera reciba un tratamiento que le salve la vida es un desafío indescriptible. Me duele el corazón y se lo agradezco a cualquier padre que esté explorando esto. Como terapeuta, y una persona con 20 años de experiencia trabajando con adolescentes y sus padres, puedo ofrecer esta verdad: es bien entendido en toda la comunidad de tratamiento de adolescentes que Second Nature emplea la naturaleza, no de una manera punitiva, sino de una manera de manera enriquecedora, como un medio para eliminar las distracciones, para que los jóvenes puedan concentrarse en la sobriedad, sanar heridas emocionales, reparar las relaciones con la familia y desarrollar una capacidad de recuperación que durará toda la vida. El programa hace de la seguridad al aire libre su prioridad. Los médicos son agudos y experimentados, y trabajan con el estudiante y el sistema familiar simultáneamente. No tengo nada que ganar cuando digo que aconsejaría a cualquier persona que me importe, que esté buscando ayuda para su adolescente, porque la terapia ambulatoria no es suficiente para hablar con Second Nature.

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