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Entré a la sala de emergencias por una lesión en l...

Entré a la sala de emergencias por una lesión en la cabeza de mi hija tres años después transferida a la sala pediátrica general.
Puedo afirmar que las primarias están a la altura de la reputación del hospital (en mi caso neurocirujano y hematólogo), pero debajo de ellas el vacío total. Enfermeras educadas o groseras y arrogantes (con suerte), casi sin información. Al entrar en la sala, te depositan en el sofá y desde ese momento un apagón casi total sobre la actualidad médica y sobre la evolución de la hospitalización. Las enfermeras no se responsabilizan de informar, el pediatra encargado de la sala te remite a la primaria que obviamente pasa cuando puede estar super ocupado. El resultado es 'pasas todo el día sabiendo poco o nada en contacto con médicos desmotivados en el mejor de los casos'. ¿Culpalos a ellos? Creo más la culpa de un sistema que ahora gana dinero y que ha perdido esa vocación de ayuda del próximo y que solo busca ganar con un cinismo total que se refleja en toda la plantilla.
Otro aspecto es que además de tratar las enfermedades, deben prestar más atención al espíritu y respeto por el estado de ánimo de las familias y los pacientes. Debe darse por sentado ya que es el Vaticano el propietario del hospital y, por lo tanto, debe transferir esos valores humanos que el Papa nos habla todos los domingos, a su personal, pero lamentablemente no es así. Aquí también, la regla de que uno trabaja donde encuentra trabajo no es por pasión o misión.
Para concluir, diría que 'realmente es una de las pocas estructuras que el Vaticano no funciona. Y no se deje engañar por quienes dicen que 'entre los mejores de Italia para el cuidado de los niños'. En Italia hay tres hospitales para el cuidado de los niños, fácil de ganar una medalla cuando compite en el tercero.

Traducido

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