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Adrien Dufrenoy

3 hace años que

Cuando llegué a LISAA no estaba muy seguro de mí m...

Cuando llegué a LISAA no estaba muy seguro de mí mismo. Después de un bachillerato y una prepa de veterinaria, busqué trabajar en arquitectura de interiores reorientándome y tenía miedo de no tener talento y de ser atropellado por otros estudiantes. Desde el inicio de mis estudios en el establecimiento, me encontré en un ambiente nuevo que nada tiene que ver con otros establecimientos. Los profesores están cerca de los alumnos, en caso de dificultades están ahí para ayudarnos. Además, con la situación relacionada con el Covid, el instituto ha sabido estar a la altura de las circunstancias, permitiéndonos seguir nuestros cursos de forma remota a través de su nueva plataforma LISAA Learn. En cuanto al local, el instituto cuenta con 2 que tienen su encanto y que se ubican en puntos estratégicos. Está en asociación con otros lugareños. Pudimos tomar clases de historia del arte en un teatro antes del segundo cierre. Para los cursos digitales, el instituto cuenta con una serie de IMacs con adobe pack que permiten a cada alumno evitar problemas de uso compartido de la pantalla. Disponemos de tarjetas recargables para imprimir, una cortadora láser y un estudio fotográfico, ambos reservables para determinados proyectos. El único inconveniente que diría es que no se proporciona el equipo de trabajo (tabla de cortar, cutter, arcilla, pintura ...) lo que hace cargos adicionales que se extienden durante todo el año para otros proyectos. Afortunadamente, LISAA está en asociación con Dalbe, lo que nos permite tener una tarifa preferencial en este material. ¡Hoy me gusta LISAA y desarrollo mis habilidades para convertirme en Arquitecto de Interiores!

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